Una Historia Sin Fin
Anónimo
2 Mar 2012
Tengo muchas historias. La mayoría involucra amores platónicos. Pero bueno, creo que soy una eterna enamorada platónica. La historia a la que haré referencia es una historia de amor cibernético y platónico (qué dupla...) y, en cierto modo, inconclusa.

Tengo muchas historias. La mayoría involucra amores platónicos. Pero bueno, creo que soy una eterna enamorada platónica.

La historia a la que haré referencia es una historia de amor cibernético y platónico (qué dupla…) y, en cierto modo, inconclusa.

Hace poco más de un año comencé a hablar / chatear con un chico que llamaré Alejandro. Sé que pensarán que es bastante fácil sentir que «pegás onda» con alguien chateando. Pero así lo sentí. Una conexión demasiado fuerte. Me desconectaba y siempre me quedaban cosas para decirle.

Así durante dos meses más o menos, luego entré a trabajar a un ciber los fin de semanas. Entonces chateábamos 8 horas seguidas. Así fue durante los tres meses siguientes. Muy poco tiempo para mucho sentimiento. Sentí que compartía con él más de lo que compartía con mi novio (sí, yo tenía novio).

Al término del tiempo que nombro, nuestras charlas se tornaron demasiado melosas, demostrativas. Comenzamos a decir cosas que tal vez en un principio eran parte de un juego. Creo que todo el tiempo nos poníamos a prueba para ver que decía uno o el otro. Recuerdo haberme puesto muy mal por no recibir la respuesta que yo quería leer sobre una pregunta formulada para tal fin. Él también hacía esto. Una noche se enojó, cortó bruscamente la conversación. En ese momento yo no entendí por que. Tiempo después me confesó que había sido por esto que les cuento: yo no había respondido como él esperaba que lo haga y solito se hizo la cabeza.

El comienzo del fin fue la noche más sublime y plena que he tenido en mis 22 años de vida: comenzamos a hablar como de costumbre. (Luego, releyendo la conversación advertí que varias veces intentó abordar a lo que llegamos) comenzó haciéndome preguntas comprometedoras acerca de mis sentimientos. Yo respondía y no perdía oportunidad de comprometerlo a él también. Así llegamos a confesarnos amor.

Esa noche tenía que cerrar el ciber a las 2 y terminé yéndome del lugar a las 4 y media.
Todo muy lindo, romántico. Qué sé yo. Pero desde ese día todo comenzó a caer. Cada vez hablamos menos. Hasta que dejó de hablarme. ¿Se imaginan lo que era verlo conectado y que no me hablara? Sufrí tanto, tanto. Nunca me había enfermado tanto como el invierno pasado. Cualquier viento de más o de menos me enfermaba. En verdad creí y comprobé que de amor uno también se puede enfermar. Escribí tanto para desahogar penas. Rompí con mi novio ya que aquel amor «cibernético» había calado mis huesos. Releí tanto los SMS, los mails, las conversaciones que él mismo me había enviado…

Una noche de verano junto a una amiga borré uno a uno los SMS y se los leía para que ella me fuera testigo de que lo que había vivido no había sido un sueño. De que Alejandro, si bien nunca rozó mi piel, había abrazado mi alma. Que si yo estaba enamorada perdidamente no era de puro invento. Sino que había un por qué. Esos mensajes eran prueba diminuta de lo que entre nosotros había pasado.

Unos días antes de navidad me habló, como si nada, y yo le respondí. Hablamos como si recién nos conociéramos. Que perversidad la de él y la mía también. El corazón se agitó tanto cuando vi su nombre. Otra vez a escribir para ese señor. No pude estar con nadie más. Ni pensar en nadie más siquiera. Él ocupa todo.

De esa vez me ha vuelto a hablar hace un mes más o menos. Como si nada. Ni él ni yo hacemos mención a aquello que pasó. Sólo tuve coraje para preguntarle sobre un SMS que me ha llegado de él para el 14 de febrero diciéndome: simplemente feliz día. Pero dice no acordarse. ¿Eso es suficiente para dejar de martirizarme con esa persona, no?. Pero no puedo. Todos los días digo y me prometo que no voy a hablarle o que lo voy a eliminar. Pero no puedo ¡sencillamente no puedo!

Así sigo mi agonía. Ya voy a tener el valor de preguntarle y exigirle que me dé explicaciones sobre lo que pasó. En este momento está ahí conectado. Que masoquismo Dios, pero no puedo evitarlo.

No sé si alguien alguna vez leerá esto. Sólo quería desahogarme de otra manera.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar

El amor sin fronteras
Camilo Perez
2 Nov 2023
¿Por qué tiene que ser tan complicado?
1 Nov 2023
Un Amor Que No Fue y Que Pudo Haber Sido
Anónimo
15 Jun 2015
¿LO OLVIDO O LUCHO?
4 Nov 2012